La higiene íntima tiende a pasarse por alto en muchas ocasiones, tratándose de la misma forma que el resto del cuerpo. Sin embargo, la zona íntima femenina tiene características especiales que hacen necesaria una higiene íntima concreta, además de otras medidas para evitar infecciones y desequilibrios en su pH. Hoy te contamos 5 cosas que quizás no sabías sobre tu zona íntima.
- Debes usar un jabón especial: sí, y si aún no lo haces apúntalo ya en tu lista. No uses el mismo gel que para el resto del cuerpo. Una correcta higiene íntima comienza por la limpieza, que debe respetar el pH de esta delicada zona, sin irritar ni resecar. El Jabón Íntimo Agrado ha sido formulado con propiedades antisépticas para proteger la zona y tiene un efecto desodorante natural. Actuando como barrera natural frente a las infecciones.
- La higiene se realiza de delante hacia atrás: parece obvio, pero si lo haces al contrario es posible que arrastres bacterias y otros microorganismos que aumentan el riesgo de infecciones.
- No utilices esponjas ni manoplas: tus manos limpias son suficientes para garantizar una correcta higiene íntima. Las esponjas acumulan gérmenes y es posible que produzcan irritación o roces en tu zona íntima.
- El secado es súper importante: tanto después de la higiene como tras orinar. Evita arrastrar y realízalo a toquecitos delicados. Además, es preferible que utilices una toalla solo para esa zona, especialmente durante el periodo menstrual.
- La ropa interior mejor de algodón: es preferible evitar la seda o el nailon, pues no transpiran bien y son muy absorbentes, esto puede incrementar la sudoración en el área y ocasionar infecciones o irritaciones. Lávala con detergentes suaves y aclárala adecuadamente.
Como veis, la higiene íntima es fundamental, especialmente en momentos como el embarazo o la menopausia, pero es necesario cuidarla correctamente durante toda la vida de la mujer. Seguro que estas sencillas pautas te ayudan a evitar infecciones en un futuro. No dudes en compartir con nosotras tus dudas y sugerencias, y ante cualquier anomalía, ¡consulta con tu ginecólogo/a!